Adaptación al embarazo
Los cambios físicos, fisiológicos y psicológicos que se presentan durante el embarazo permiten la adaptación de la embarazada a la nueva situación, facilitando el desarrollo y crecimiento del feto y la preparación de los procesos necesarios para el parto y la lactancia.
La falta de regla suele ser el primer síntoma que hace sospechar la existencia de un embarazo, aunque es necesario realizar pruebas que lo confirmen.
El cuerpo. Cambios físicos.
- Náuseas y vómitos, sobre todo al levantarse por la mañana. Son frecuentes en el primer trimestre.
- Alteraciones del gusto y del olfato.
- Puede haber ardor gástrico y congestión nasal.
- Los pechos se preparan para la lactancia: aumentan de tamaño, se oscurece el color de las areolas mamarias y aumenta la sensibilidad de los pezones. A partir del quinto mes mes se puede segregar un líquido amarillo llamado calostro.
- Las encías sangran con más facilidad.
- Existe sensación de estar continuamente cansada y con más sueño.
- Aumenta el volumen abdominal; a partir de los cinco meses se notan los movimientos del niño.
- Pueden aparecer en cara y cuello manchas irregulares de color marrón y en el centro del abdomen una línea oscura.
- Pueden aparecer estrías en la piel por el aumento de volumen.
- Aumenta el flujo vaginal
El aumento del volumen del útero comprime otros órganos, lo que producirá la necesidad de orinar con más frecuencia, se favorece el estreñimiento y pueden aparecer hemorroides y varices.
Suelen producirse mareos al tumbarse boca arriba; se alivian tumbándose sobre el lado izquierdo.
Para evitar los problemas lumbares debidos al aumento de peso es suficiente una buena preparación física, dormir las horas necesarias, utilizar un zapato cómodo de tacón bajo.
Cambios emocionales en el embarazo
Durante el embarazo es preciso buscar apoyo para estar protegida, frente a los cambios emocionales. La mujer embarazada puede encontrarse más sensible, más emotiva y con cambios en el estado de ánimo. Puede vivir la nueva situación con sentimientos ambivalentes de alegría, angustia o preocupación. Una situación que hoy puede parecerle un problema pequeño, mañana le puede parecer muy importante; en ocasiones puede tener ganas de llorar o sentirse de mal humor.
Aunque lo habitual es que el embarazo tenga un curso normal y finalice en un parto sin problemas y con un hijo sano, muchas embarazadas se sienten inquietas ante el riesgo de tener problemas en el embarazo o parto, por el miedo al sufrimiento del parto o ante la idea de no ser una buena madre. La mejor forma de luchar contra estas ideas es el conocimiento de los cambios que van a ocurrir en el embarazo.
Entorno familiar
La relación con los seres más próximos y queridos, especialmente con el padre del futuro hijo, también influirá de forma importante en el estado de ánimo de la embarazada. Compartir la maternidad es un soporte inestimable para ella. Las personas que conviven con la embarazada deben ser sensibles a su estado y prestarle consideración y apoyo. Es importante que la embarazada no guarde para sí todas las las preocupaciones, al compartirlas con sus seres queridos disminuirá su angustia y preocupación. No obstante, cualquier duda técnica que angustie a la embarazada debe consultarla con los profesionales sanitarios que la atienden.
Fuente: La salud desde el principio: Guía de salud materno-infantil. Junta de Castilla y León.