¿Cómo empezó todo?
Nuestro proyecto comienza su andadura en el año 2016; en ese momento, 27 sociedades científicas participantes en la iniciativa Compromiso por la Calidad de las Sociedades Científicas en España ya habían aportado sus 5 recomendaciones no hacer basadas en la evidencia científica, estando disponibles un total de 135 recomendaciones. Era necesario, por tanto, priorizar las recomendaciones a implantar; para ello, fueron clasificadas por ámbito de aplicación y, siguiendo una estrategia bottom-up, se invitó a los profesionales sanitarios de los diferentes servicios/unidades hospitalarios y centros de salud de atención primaria, a priorizar 2 recomendaciones de entre las aplicables en su ámbito de trabajo; dicha priorización se realizó con la ayuda de una herramienta (matriz de priorización) que evaluaba, entre otros, los siguientes criterios: prevalencia del problema, impacto en la seguridad del paciente, posibilidad de medición, margen de mejora y factibilidad de implantación. Una vez priorizadas sus 2 recomendaciones, cada equipo de profesionales participantes en el proyecto, para maximizar las posibilidades de éxito en la implantación, analizó las posibles barreras que podrían dificultarla y diseñó un plan de acción con el cronograma de actuaciones/actividades a realizar durante el desarrollo del proyecto.
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Inicialmente, participaron en el proyecto el 85% de los centros de salud de atención primaria y el 65% de los servicios/unidades hospitalarios (actualmente 91% y 76%, respectivamente).
