Como en otros tipos de cáncer, la radioterapia se utiliza para la eliminación de células cancerosas en crecimiento. Se utiliza tanto en las primeras fases de cáncer de próstata localizado como en otras fases más avanzadas, para frenar su crecimiento.


La radioterapia se aplica en sesiones cortas, a diario (5 dias a la semana) durante ocho semanas. No requiere hospitalización.


Como consecuencia de la pequeña cantidad de radiación que reciben los tejidos sanos cercanos al tumor (vejiga y recto sobre todo) y a pesar de que con los nuevos avances tecnológicos se hayan ido minimizando cada vez más las complicaciones, puede aparecer:


- Aumento de la frecuencia y de la sensación de urgencia para orinar.


- Dolor al orinar.


- Impotencia, en este caso más frecuente a medida que transcurre tiempo.


- Problemas intestinales (diarrea, dolor y sangrado, los dos últimos secundarios a la inflamación

producida en el recto denominada proctitis).