¿Cuál es su cátedra? ¿Y cuánto tiempo hace que la ocupa?
Mi cátedra es de Hematología y la ocupo desde el pasado mes de febrero. Anteriormente, colaboré como docente con la Universidad Autónoma de Madrid y el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, fui profesor asociado en la Universidad madrileña de Alcalá desde 1989 y, en el año 1993, comencé mi labor en la Universidad de Valladolid (UVA) como profesor asociado. Desde el año 2011 he sido profesor titular de esta misma institución.
¿Cuánto tiempo dedica a la docencia?
Menos del deseado. Como la docencia está estructurada en semestres, la Hematología se imparte en el segundo semestre del tercer curso de Medicina. Y por lo tanto en la segunda parte del curso académico la dedicación es intensiva, mientras que en la primera parte nos dedicamos más a la organización de los grupos de alumnos, clases opcionales en otros grados como Nutrición, preparación de los contenidos…etc.
¿Cómo es su trabajo, su día a día, en la universidad?, ¿qué clases imparte?
Doy tanto clases como seminarios de Hematología, en el Grado de Medicina y ocasionalmente en Nutrición. También imparto desde hace años la Hemostasia en la asignatura de Fisiología. Según está estructurado el sistema de aprendizaje, los alumnos dan clases teóricas en la universidad y realizan sus prácticas en los hospitales. Yo participo en ambos ámbitos formativos.
¿Cómo lo compatibiliza con su labor asistencial?
Compatibilizar ambas tareas es algo muy difícil. Entre otras cosas, por algo que se debería haber puesto en marcha en el mismo momento en que se construyó este nuevo hospital: la existencia de un pabellón docente donde los estudiantes pudieran dar las clases teóricas en el propio centro y estar, de este modo, continuamente sumergidos en el ambiente asistencial y de trabajo del mismo.
Esto es algo que aún no se ha logrado. Por lo que los estudiantes del grado de Medicina están una semana aprendiendo conceptos teóricos y otra realizando sus prácticas, lo que crea una discontinuidad en su aprendizaje clínico que es perniciosa.
Uno de los problemas que derivan de esta situación es que impide que se les pueda dar mayor protagonismo a los estudiantes en la atención a los casos reales con los que practican. Si estuvieran en el hospital de forma continuada, se les podrían asignar tareas concretas y estarían integrados en los equipos del centro asumiendo así algunas responsabilidades reales. En esta situación ideal, tendrían una formación mucho más activa.
Esto es algo que ya se hacía en la Universidad Autónoma de Madrid cuando yo era residente, de modo que no es nada nuevo.
Además para los profesores, el no tener que desplazarnos hasta la Facultad, también nos evitaría rupturas en nuestra labor asistencial. Tendría importantes ventajas para todos los implicados en el proceso docente.
¿Qué le aporta personal y profesionalmente su labor docente?
Enseñar a alguien supone aprender. Por lo que dedicarte a la docencia te facilita estar inmerso en un proceso de aprendizaje continuo. Con la satisfacción añadida de que también puedes transmitir tus ideas y conocimientos a otras personas.
Dentro de su trabajo universitario, ¿qué espacio hay para la investigación? ¿En qué investigaciones está implicado actualmente?
El área de conocimiento de la Hematología, se beneficia mucho de los avances básicos en investigación. Porque estudiar la sangre es mucho más fácil que analizar cualquier otro tejido del organismo. Extraer una muestra de sangre es mucho más sencillo que realizar una biopsia. Por lo que todos los avances básicos de bioquímica, biología molecular, genética, etc, se integran continuamente en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades hematológicas.
También me gustaría señalar que en investigación es muy importante la colaboración entre servicios y niveles asistenciales. Por ejemplo, hay muchas investigaciones que se realizan de manera conjunta con los profesionales de Atención Primaria; nosotros, por ejemplo, hemos desarrollado con ellos trabajos sobre los tratamientos anticoagulantes. Y también formamos parte de redes de investigación tanto autonómicas –dentro de la Sociedad de Hematología de Castilla y León-, como nacionales –Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia-, y en la red de terapia celular del Instituto Carlos III, lo que implica en ocasiones también la participación en proyectos internacionales.
El conocimiento debe ser compartido. Y de esa integración, surgen los avances y los logros.
¿Estudió usted en la misma universidad en la que ahora imparte clases?
Sí, en efecto. Yo estudié en la Universidad de Valladolid. Después continué mi formación realizando la residencia en la Fundación Jiménez Díaz y luego tras una estancia de dos años en el Hospital General Yagüe de Burgos, formé parte de equipo del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid durante diez años; hasta que regresé a Castilla y León en 1993.
¿Ha cambiado mucho la universidad respecto a la época en la que usted estudiaba? ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de estudiantes de Ciencias de la Salud?
Sin duda, ¡veo una gran diferencia! Aunque son épocas distintas y es difícil compararlas porque cada una de ellas tiene ventajas e inconvenientes.
El HURH es un hospital universitario, ¿cómo ve el trabajo docente que se realiza en él?, ¿usted participa también en esa labor de enseñanza dentro del hospital, como tutor, etc…?
Ya que nuestro Hospital tiene esa característica añadida de ser "universitario", es importante entender que todo el personal del Río Hortega está vinculado con la docencia de un modo u otro. Y por lo tanto todas las personas que trabajan en este centro, independientemente de su vinculación con los órganos de la Universidad, deberían asumir la labor docente como algo positivo y apoyar la enseñanza a los estudiantes y residentes. Realmente la gente de la que aprendes durante tu etapa formativa no son solo profesores de la universidad; cualquier persona con la que trabajas te puede enseñar. Es muy importante entender el concepto de que la docencia no está ligada a un título, sino que es la capacidad de transmitir ideas o conocimientos a otras personas.
¿Realiza labores de dirección de tesis? ¿Alguna que considere que merece la pena destacar especialmente?
Sí, yo he dirigido tesis en las universidades de Alcalá, Autónoma de Madrid y en la UVA. Generalmente dentro del área de Hemostasia y Trombosis. Hemos realizado trabajos especialmente relevantes relacionados con la terapia celular, como la investigación sobre la capacidad regenerativa de las células madres hematopoyéticas en la regeneración miocárdica. Éste fue uno de los trabajos pioneros en este campo en España.
Ser catedrático, ¿le ha facilitado el conocer cómo se trabaja en otras universidades y hospitales, nacionales o internacionales?
Yo soy catedrático desde solo hace unos meses, por lo que a mí no me ha facilitado trabajar con otros centros. Realmente si tú, para ver cómo se trabaja en otros sitios, tienes que esperar a ser catedrático, poco vas a ver…
Cuando yo era residente no era habitual salir al extranjero. Pero en mi primer año de especialista estuve en Hannover (Alemania) y, posteriormente, he estado en el Reino Unido, en la Universidad de Cardiff en Gales y en el National Institute for Biological Standars and Control de Londres. Y estos periodos me han aportado mucho.
¿Algo más que le gustaría contarnos?
Sí, es importante señalar que el sistema de obtención de plazas que tenemos actualmente hace muy difícil que la gente pueda formarse en el extranjero. Antes tú tenías tu plaza y el sistema te permitía realizar una estancia formativa fuera (pidiendo becas, normalmente) y después regresar a tu puesto. Cosa que no se puede hacer con contratos de corta duración o interinidades.
Hoy en día, como es muy difícil acceder a una plaza, todo se retrasa. Y esto hace que las nuevas generaciones tengan muchos límites a la hora de poder formarse en otros lugares, conocer a profesionales extranjeros relevantes en distintos ámbitos científicos o importar técnicas nuevas a nuestro país.