Cada año se celebra el segundo jueves del mes de marzo el Día Mundial del Riñón. Esta celebración se realiza conjuntamente entre ALCER (Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón), la Sociedad Española de Nefrología (SEN), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN) y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
Esté día todas las asociaciones ALCER, distribuidas a lo largo de todo el territorio nacional, salen a la calle para informar a la sociedad sobre la importancia que tiene el cuidado de nuestros riñones y prevenir esta patología.
Este año la campaña se centra en la prevención de la obesidad, ya que es uno de los factores de riesgo que puede causar la enfermedad renal.
La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad renal, ya que aumenta la probabilidad de tener hipertensión arterial y diabetes, dos factores de riesgo importantes. Tanto la obesidad como la ERC se pueden prevenir llevando un estilo de vida saludable.
Independientemente de los lemas anuales escogidos para conmemorar este día, los principales objetivos de las campañas son:
La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad de larga duración que se produce por una pérdida de eficacia de la función renal. Es una enfermedad frecuente en las personas mayores. Afecta algo más a las mujeres que a los hombres y se estima que entre los 65 y 75 años, más de un 20% de las personas padece algún grado de ERC.
Se puede detectar en fases tempranas a través de análisis de sangre y de orina, pero como suele permanecer sin dar síntomas evidentes durante bastante tiempo, cuando se diagnostica puede estar en una fase avanzada. Por ello se considera una enfermedad infradiagnosticada.
En la cartera de servicios de atención primaria de SACYL se incluye la realización periódica de analítica para valorar la función renal, especialmente en las personas hipertensas y en las personas diabéticas.
La hipertensión arterial (HTA) y la diabetes se consideran las principales causas de la ERC. La HTA está en el origen de más del 25% de los casos de ERC y la diabetes es responsable de más del 30% de los casos.
Es fundamental controlar adecuadamente la hipertensión arterial y mantener dentro de la normalidad las cifras de azúcar en sangre (glucemia). Para ello las personas que han sido diagnosticadas de hipertensión arterial deben adoptar las medidas y seguir los tratamientos indicados para mantener sus cifras bajo control; igualmente las personas diagnosticadas de diabetes deben ser conscientes de seguir su tratamiento, dado que superar las cifras de glucemia puede provocar daños en diversos órganos.
Resulta fundamental que los pacientes diagnosticados de ERC se impliquen de manera temprana en el conocimiento de su enfermedad, en conocer con claridad aquello que puede ir bien o mal a su organismo, proteger siempre su función renal y cumplir las recomendaciones de alimentación y de tratamiento.
Es importante conocer que, a través de una serie de medidas generales, se reduce el riesgo de padecer una ERC:
Cuando una persona padece una ERC en grado avanzado, que precisa tratamiento renal sustitutivo (hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante) va a necesitar un mayor ajuste de su dieta para mantener una buena calidad de vida. Generalmente consistirá en una dieta sin sal, dieta baja en alimentos que contengan potasio y fósforo, con una cantidad de proteínas limitada, un consumo reducido de grasas animales, un aporte calórico diario que mantenga el peso fijado como objetivo y una cantidad de líquido diario que se ajuste a la capacidad de su función renal.