Violencia de género y sexismo

La violencia de género es un tema que debe atacarse desde todos los ámbitos. Y nunca es demasiado pronto para actuar en pro de eliminar este flagelo.  Las iniciativas que apuntan a la formación en valores de igualdad y respeto, desde las primeras etapas de la vida del individuo, pueden ser la punta de lanza para superar con éxito esta situación.

Diversos autores han establecido la estrecha relación entre sexismo y maltrato. Un estudio reciente, realizado por el grupo ‘Psicología Clínica y de la Salud’ de la Universidad de Sevilla, y que contó con el apoyo de las Universidades de Huelva, Oviedo y Extremadura, evidenció una vez más que los comportamientos sexistas que refuerzan los roles de género, juegan un papel fundamental en la perpetuación de las desigualdades por sexo y la violencia en la pareja. Los 4.337 participantes eran estudiantes de entre 15 y 26 años, provenientes de cinco provincias españolas.

La teoría del aprendizaje social señala que las actitudes sexistas se originan en experiencias e influencias de género provenientes del entorno familiar y escolar, así como de conductas derivadas de la normativa social e institucional.

En esta investigación, titulada “Actitudes sexistas y reconocimiento del maltrato en parejas jóvenes”, se presta especial atención al maltrato no percibido. De sus resultados se desprende que los individuos más igualitarios, es decir, aquellos que son más propensos a reconocer a sus pares independientemente de su sexo, tienen una menor probabilidad de sufrir o ser causantes de maltrato no percibido.

Considerando la alta prevalencia de jóvenes víctimas de esta situación, conseguir un cambio en las actitudes sexistas es el primer paso en la lucha contra la violencia de género.

Llama la atención el peso que la actitud laboral tiene en el reconocimiento del maltrato. Se afirma que, en general, son los varones quienes mayor acuerdo expresan con la discriminación sexual y, en consecuencia, son quienes justifican en mayor medida la violencia contra las mujeres.

Señalan los autores que aquellos individuos que muestran actitudes o aspiraciones laborales opuestas a la norma social para su género (por ejemplo, una mujer que desea ser electricista) se ve forzada a distanciarse de esas normas y, por ende, a mostrar un mayor rechazo al sexismo.

Esto vendría a confirmar la tesis que sugiere que es necesario diseñar actuaciones tendientes a desterrar los prejuicios laborales que aún imperan en la sociedad.

Y esta es una tarea que debe emprenderse desde los primeros años de vida de los niños. Como adultos tenemos una gran responsabilidad en la perpetuación de las creencias sexistas.

Muchas veces sin darnos cuenta reforzamos estereotipos de género, con acciones tan triviales como la escogencia de juguetes para nuestros hijos. Debemos acabar con la idea de que existen juegos más apropiados para varones o para hembras. Dado que los chicos aprenden jugando, esta es la primera herramienta, y la más efectiva, para fomentar una educación igualitaria.

¿Por qué no puede un niño jugar con muñecas? ¿Qué hay de malo en que una niña juegue con herramientas de carpintería? ¿De dónde proviene la idea de que el rosa es un tono netamente femenino? Sostener estos dogmas sólo contribuye a perpetuar el estigma de la debilidad femenina frente al poder del hombre y da pie a conductas de dominación, que se convierten en la puerta de entrada al universo de la violencia de género.

El bullying en la adolescencia

Son muchas las investigaciones a nivel educativo que se están llevando a cabo para poder estudiar y deducir las causas que derivan en este tipo de agresión hacia los adolescentes hoy en día. Siendo estudiadas a fondo las razones se han encontrado que en el juego de roles en el bulliying no son solo amenazados aquellos que sufren las burlas y las agresiones de sus compañeros sino que existe un acosador que también recibe agresión.

Así que el estudio y la aproximación a la solución se ha convertido en un hecho que debe ser estudiado para logra su identificación y el accionar correctivo.

 

Génesis de un problema

Es en la edad primaria en donde se encuentran los primeros signos de acoso siendo estos realizados comúnmente a nivel escolar, es en la escuela en donde nacen los agresores, surgen los agresores que también son víctimas y en donde existe un gran resto que simplemente actúan como espectadores de una realidad. Es en esta etapa en donde las víctimas se mantienen en la misma cantidad entre niños y niñas, y a lo largo de todo este periodo.

 

Etapa de cuidado y atención

Es en la adolescencia en donde más se deben cuidar y vigilar las relaciones interpersonales entre los chicos y chicas, es en este momento de la vida, en donde se desarrollan las distintas formas de acoso y agresión.

Las más destacadas son aquellas en donde la agresión física es la principal, diferenciadas en niveles, están las leves en donde los insultos y los golpes son los que toman la ventaja, pero aquellas que se plantean como graves, son las que pueden conllevar hasta el asalto, agresión física y sexual, hasta la muerte.

Es en esta etapa en donde los del género masculino los que más toman el control en los casos de bullying como agresores y agresores victimizados, ahora en el caso del género femenino en su mayoría, pasan a ser las víctimas.

 

Diferentes tendencias de acoso

Cabe destacar que existen en la actualidad dos tendencias bastantes marcadas en las situaciones de acoso. Esta el bullying que como ya hemos mencionado, son las agresiones físicas y verbales que se generan en los diferentes entornos, el escolar, el comunitario, el familiar. Pero recientemente se ha desarrollado y hasta con mayor frecuencia el ciberbullying que no es más que el acoso mediante los diferentes dispositivos digitales y las redes de comunicación en el internet, en donde el acoso puede convertirse en una situación de alto riesgo.

Situación grave que permite que una persona pueda hacerse pasar por otra, invadiendo privacidad en las diferentes redes sociales; insultando de forma desmedida personalmente o a través de las redes haciendo quedar en ridículo a la víctima, la exclusión de personas en grupos de redes sociales, el hackeo de cuentas personales, publicación de videos comprometedores así como fotografías con el mismo fin.

Los estudios finales han concluido que existe una imperiosa necesidad de estar comedidos a los cambios desarrollados en esta etapa de la vida, se establece procurar la necesidad de previsión en este tipo de hecho así como la mediación tanto de las zonas escolares como en el cobijo de la familia para evitar este tipo de sucesos tan lamentables.

Se amerita de la formación tanto a los familiares como a los docentes de qué forma proceder ante este tipo de eventualidades, es preciso reaccionar y actuar ante una situación desde la niñez, para lograr la disminución en la etapa de la adolescencia.

A mi hijo no le interesan los estudios universitarios ¿Qué hago?

Como padres y madres lo máximo a lo que aspiramos con nuestros hijos es que sean mejores que nosotros. Es decir, que superen el nivel intelectual y humano de sus progenitores para que tengan una mejor calidad de vida y mejoren a la raza, no tanto al apellido como tal, sino a toda la humanidad. En pocas palabras y dando un ejemplo genérico, si uno es ingeniero, pues nuestro hijo debe ser doctor en ingeniería o equivalente y realizar aportes importantes al mundo, aunque sea en el ámbito local.

Además, normalmente los padres sabemos que la mejor vía para mejor la calidad de vida de las personas son los estudios; el conocimiento y la consistencia, por ende, nos imponemos la obligación moral de inscribir a nuestros hijos en estudios universitarios apenas culminen sus estudios escolares si queremos que sean mejores que nosotros y anden por el buen camino. De esa manera no sólo aseguramos que nuestro hijo cosechará muchos conocimientos útiles para la sociedad y para el mismo, sino que también nos garantizamos que no ande por malos pasos en la calle y caiga en males de la sociedad como el vandalismo, la drogadicción, el narcotráfico, la prostitución, etcétera.

Sin embargo, todas nuestras preocupaciones respecto al futuro de nuestros hijos no son más que exageraciones que reflejan la sobreprotección que tenemos hacia ellos, pues la educación universitaria es sólo un estereotipo de la sociedad políticamente correcta. No todos tiene las aptitudes necesarias para cursar una carrera universitaria y no todos tienen las aptitudes para adentrarse independiente en el mundo de los adultos a ganarse la vida de manera digna y modélica para los demás. Ambas escogencias, estudiar en una universidad o no hacerlo, son modelos de vida meritorios que pueden desembocar en cosas buenas o malas, pues recuerda que en las universidades también se han formado los más grandes delincuentes del planeta.

Que tu hijo vaya o no a la universidad, no determina inexorablemente el futuro que tendrá ya que todo depende los valores morales que le has inculcado durante su adolescencia y niñez, así como la voluntad innata de tu hijo de querer ser lo quiere ser. No juzgues a tu hijo por no ser el profesional que tu soñabas que sería, pues él no tiene culpa de tus pretensiones y mucho menos de venir al mundo, en todo caso, tú eres el responsable de que él exista por lo que debes respaldarlo en todas sus ambiciones y entender que un título universitario no es testimonio de la calidad humana o intelectual de una persona.

Acéptalo, si tu hijo quiere ser fontanero apóyalo y haz todo lo posible para que sus sueños se hagan realidad, pues no querrás tener a un hijo profesional que te odio el resto de tu vida por no dejarlo ser lo que realmente quería ser. Escúchalo siempre y trata de orientarlo en sus decisiones de vida sin imponerle nada ni juzgarlo por nada.