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El pasado 11 de febrero de 2014, NPS MedicineWise ha publicado un interesante artículo donde tratan de responder, realizando un análisis de los últimos estudios publicados, a si el déficit de vitamina D es causa o consecuencia de la enfermedad.
La vitamina D es una vitamina liposoluble considerada como un micronutriente esencial involucrado en la regulación de la homeostasis mineral protegiendo la integridad de los huesos y modulando el crecimiento y diferenciación celular en gran variedad de tejidos.
En el riñón, la 25-hidroxi vitamina D (25(OH) D) se transforma en una forma activa de la vitamina, la cual ayuda a controlar los niveles de fosfato y calcio en el cuerpo. El nivel de 25(OH) D es la forma más precisa de medir la cantidad de vitamina D presente en el organismo obtenida tanto de la dieta como de la exposición solar y de la conversión de los depósitos adiposos hepáticos.
No están claros los niveles séricos de 25(OH) D que se asocian al déficit de vitamina, a salud ósea y a estado de salud óptimo, pero en el año 2011 el Institute of Medicine (IOM) emitió un informe donde se establece que niveles de 25(OH) D de 20 mg/ml cubrirían los requerimientos del 97,5% de la población siendo este valor útil para los profesionales sanitarios en el manejo de los pacientes en la práctica clínica.
La principal fuente de vitamina D proviene de la exposición solar y sólo una pequeña parte proviene de alimentos como los pescados grasos (arenque, caballa, salmón), yema de huevo, carne y algunos alimentos enriquecidos como las leches o los zumos. Existen factores que pueden influir en los niveles de vitamina D como es la exposición solar (tiempo de exposición, estación del año, superficie corporal expuesta, latitud, factores climatológicos), enfermedades asociadas con malabsorción de grasas (enfermedad inflamatoria intestinal, celiaquía, colestasis hepática) y la utilización de determinados fármacos (principalmente antiepilépticos, rifampicina, colestiramina, orlistat). Además, niños alimentados exclusivamente con lactancia materna, ancianos institucionalizados y personas con obesidad son grupos poblacionales de riesgo.
Un gran número de estudios epidemiológicos han tratado de asociar niveles bajos de vitamina D con enfermedades como cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencia, enfermedades autoinmunes y del sistema esquelético, pero realmente esta relación causal no está clara.
Dos estudios publicados recientemente en The Lancet Diabetes and Endocrinology analizaron la evidencia que relacionaba la deficiencia de vitamina D con el desarrollo de enfermedades y si los suplementos de vitamina D mejoraban los resultados en salud llegando a la conclusión de que la suplementación con vitamina D no mejora la enfermedad ni los resultados clínicos.
1. Vitamin D status and ill health: a systematic review (290 estudios prospectivos de cohortes y 172 ensayos randomizados controlados)
En general, los estudios prospectivosconfirman la fuerte asociación entre niveles bajos de vitamina D y enfermedad cardiovascular, trastornos en el metabolismo de la glucosa, enfermedades infecciosas, trastornos del estado de ánimo y demencia.
A pesar de lo anterior, no se encontraron resultados significativos de mejora de ninguna de las enfermedades o trastornos anteriores utilizando suplementos de vitamina D, si bien en personas mayores dicha suplementación parece reducir la mortalidad por cualquier causa, pero curiosamente este beneficio sólo se observa con dosis bajas de suplementación.
Los resultados del meta-análisis tradicional mostraron que los suplementos compuestos sólo por vitamina D no modifican el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, cáncer o fracturas en población general. Los suplementos con vitamina D y calcio parecen reducir el riesgo de fracturas de cadera en pacientes institucionalizados.
También parece existir un pequeño efecto positivo, aunque incierto, de la suplementación sobre la mortalidad por cualquier causa, resultado que está en consonancia con la conclusión de la revisión sistemática.
El análisis secuencial realizado para investigar si la administración de suplementos de vitamina D reduce el riesgo en resultados clínicos de enfermedades esqueléticas y no esqueléticas y, principalmente, para predecir si la realización de más estudios podrían sugerir resultados diferentes, concluyó que en la realización de estudios adicionales es poco probable encontrar un efecto positivo suficiente como para poder modificar las conclusiones.
Una de las posibles razones por las que estas dos revisiones no encontraron una relación positiva entre la administración de suplementos de vitamina D y la reducción del riesgo de determinadas enfermedades, podría ser que el déficit de vitamina D es una consecuencia y no una causa de la enfermedad. Si esto fuera así, la suplementación para corregir el déficit de vitamina no mejoraría el estado de la enfermedad y por tanto no sería beneficioso para la salud.
Si bien existe controversia sobre el papel de los suplementos de vitamina D en la prevención de patologías no óseas, el déficit severo de vitamina D afecta a aproximadamente un 4% de la población y sigue siendo un problema grave que ha demostrado que puede dar lugar a diversas patologías óseas como la osteomalacia y el raquitismo.
En un estudio realizado en España en población ambulatoria mayor de 64 años y sin factores de riesgo conocidos de hipovitaminosis, la prevalencia de hipovitaminosis (definida como niveles de 25 hidroxivitamina-D (25(OH) D) ‹ 25ng/ml) fue del 87%.
Un déficit severo de vitamina ha de ser detectado y tratado mediante suplementación. Las recomendaciones hablan del uso de 3.000-5.000 UI diarias durante 8-12 semanas seguido de un tratamiento continuo con 1.000-2.000 UI al día en casos de deficiencias moderadas a severas.
No se recomienda realizar un cribado poblacional de déficit de vitamina D sino que solamente está recomendado realizar el test en aquellas personas con alto riesgo de deficiencia.
En el año 2013 el Royal College of Pathologist de Australia (RCPA) declaró que los análisis de vitamina D deben realizarse:
-en personas con riesgo de déficit de vitamina D, siendo el examen de 25-hidroxi vitamina D la forma más precisa de medir qué cantidad de vitamina D está presente en el organismo.
-actualmente no se recomienda la realización de un cribado rutinario en adultos (incluyendo mujeres embarazadas), niños y niños con déficit de vitamina D.