La enfermedad cardiovascular (ECV) es una de las principales causas de muerte y una importante fuente de morbilidad. En la prevención primaria, la estimación del riesgo absoluto de desarrollar un evento CV se utiliza para ayudar a los médicos a determinar los pacientes que con mayor probabilidad se beneficiarán de la terapia. Las decisiones de tratamiento para las estatinas, la medicación antihipertensiva y la aspirina se basan en el riesgo estimado a 10 años usando ecuaciones de factores de riesgo. La estimación del riesgo absoluto es útil ya que puede realizarse rápidamente en la práctica clínica. Además, la estimación cuantitativa del riesgo permite una comparación directa de los riesgos y beneficios de la terapia con estatinas para que los médicos y los pacientes puedan tomar decisiones informadas sobre la terapia.
Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que los valores obtenidos con estas escalas de riesgo son imperfectos. En primer lugar porque intentan predecir el futuro, lo cual es intrínsecamente probabilístico, no determinante. De hecho una gran proporción de eventos CV ocurren entre adultos que están por debajo de los límites utilizados para iniciar la terapia y muchos pacientes que superan el umbral utilizado para justificar medicamentos preventivos de por vida no están destinados a experimentar un evento de CV. Además la tasa de eventos CV varía de unas poblaciones a otras lo que limita la precisión de la estimación de riesgo en diferentes poblaciones.
Por esta razón la adición de factores de riesgo "no tradicionales" a las ecuaciones de estimación de riesgo se propone como un intento de mejorar la identificación de pacientes que con mayor probabilidad encontrarán un beneficio en el tratamiento con estatina.
En Julio de 2018 en la revista JAMA, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos (USPSTF) publica unas recomendaciones y un informe
sobre la evidencia del uso potencial de 3 marcadores de ECV subclínico, para mejorar la evaluación del riesgo cardiovascular en adultos asintomáticos: el índice tobillo-brazo (ABI), alto nivel de proteína C reactiva (hs-CRP) y puntaje de calcificación arterial coronaria (CAC). El USPSTF eligió estos 3 marcadores con más evidencia disponible, como una forma de medida fiable, se asocian de manera independiente con los eventos cardiovasculares y también porque se ha descrito la prevalencia y la distribución de los valores anormales y normales.
Sin embargo, el USPSTF declaró que no había pruebas suficientes, para recomendar a favor o en contra del uso clínico rutinario de ninguno de estos marcadores, por las siguientes lagunas en la evidencia: