21/04/2020

Conviene aclarar que la suplementación con vitamina D se rodea de grandes incertidumbres mucho antes de la aparición del COVID-19. En momentos como este, en los que es un reto encontrar algún tratamiento con cierta eficacia frente al coronavirus, es importante ser cauteloso a la hora de interpretar la información que recibimos, ya que puede presentarse de forma oportunista y enmascarar fines publicitarios.


Está circulando información basada en una revisión bibliográfica que relaciona la suplementación de vitamina D con la reducción del riesgo de infección y muerte por coronavirusEste enlace se abrirá en una ventana nueva.


Si bien se conoce el papel de la vitamina D como modulador del sistema inmunitario, la relación causal entre un estado vitamínico D deficiente y la aparición de infecciones no se ha establecido de manera concluyente. En esta revisión se han encontrado algunos puntos débiles que se analizan a continuación:


  • En primer lugar, existen varias técnicas analíticas disponibles para la determinación de niveles de vitamina D, pero no todas cumplen las referencias internacionales implementadas en 2010 para ser consideradas como "gold standard". Según la técnica que se utilice, los resultados pueden cambiar de una manera relevante, ya que la variabilidad entre métodos es muy elevada. A la hora de interpretar los resultados de las publicaciones es importante conocer qué técnica analítica se ha utilizado. En esta revisión no se hace en ningún momento mención a ello, y eso que incluye 157 referencias bibliográficas.

    También hay que tener en cuenta que la técnica implementada en cada laboratorio de análisis clínicos puede diferir de unos hospitales a otros, lo que implica una dificultad añadida a la hora de interpretar los valores.

  • Por otra parte, los niveles óptimos de vitamina D en patologías extraóseas no están del todo claros. La literatura científica es contradictoria, ya que influyen numerosos factores relacionados con esta vitamina que son difíciles de controlar a la hora de diseñar ensayos clínicos de calidad (alimentación, exposición solar, obesidad, etc.). La mayoría de las publicaciones citadas en esta revisión se basan en estudios observacionales, descriptivos y ecológicos, realizados en distintas poblaciones diana (algunas de ellas no tienen nada que ver con el coronavirus: cáncer de mama metastásico, pacientes psiquiátricos, etc.). Estos estudios son útiles para establecer hipótesis que posteriormente se tendrán que confirmar, pero no sirven para establecer relaciones causa-efecto ni para hacer recomendaciones generalizadas por el sesgo que conllevan (validez externa muy cuestionable), como hacen los autores de este artículo.

  • En la publicación se sugiere que unos niveles bajos de vitamina D se relacionan con un incremento de la mortalidad relacionado con la edad y con comorbilidades crónicas y que por lo tanto, para disminuir el riesgo, hay que suplementar. Sin embargo, algunos estudios apuntan a que el déficit de vitamina D puede ser una consecuencia de ciertas patologías y no un factor causante de las mismas, con lo cual no sería más que un marcador de mala salud o inactividad.

  • Los autores declaran conflictos de interés vinculados con la venta de suplementos de vitamina D, por lo que no se puede descartar que el enfoque del artículo defienda la suplementación con vitamina D con fines comerciales, para persuadir al lector de la necesidad de su uso.



En el Portal del Medicamento se puede consultar el destacado Vitamina D en tiempos de la pandemia por coronavirus, que trata de los efectos bien conocidos de la Vitamina D en la salud musculoesquelética y contempla una serie de consejos dirigidos a población sana durante este confinamiento.