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Se ha publicado en el BMJ el resultado de una encuesta cuyo objetivo era investigar los conocimientos y las actitudes de los profesionales de la salud hacia el infliximab y los biosimilares de insulina glargina, así como los factores que influyen en su prescripción. Además, se comparó la actitud de los profesionales sanitarios con la utilización de estos biosimilares en los hospitales del Reino Unido.
El proceso de aprobación de los biosimilares de la Agencia Europea de Medicamentos, implica la comparación de los perfiles de seguridad y eficacia de los biosimilares con su producto biológico de referencia.
Se obtuvieron respuestas de 234 especialistas en diabetes, dermatología, gastroenterología y reumatología:
- La mayoría de los encuestados (72%) pensaban que los biosimilares eran copias similares de medicamentos biológicos, el 18% pensaba que eran medicamentos biológicos genéricos, el 1% pensaba que eran nuevos medicamentos biológicos y el 3% pensaba que eran medicamentos falsificados. Una minoría (3%) afirmó haber oído hablar de biosimilares pero no sabían lo que eran, y el 3% nunca había oído hablar de biosimilares.
- El 75% de los encuestados eran conscientes de que los biosimilares estaban disponibles en su formulario/guía local.
- El 77% de los encuestados consideraban que los biosimilares eran muy importantes para ahorrar costes al NHS (National Health Service).
- Los gastroenterólogos tuvieron la mayor utilización de biosimilares de infliximab (14%) en 2015, llegando al 62% en 2016.
- La utilización de los especialistas en diabetes de insulina glargina biosimilar fue del 0,5% en 2015 y 9% en 2016.
- La preocupación sobre la seguridad y la eficacia de los biosimilares era mayor cuando se cambiaba a un paciente a un biosimilar que al inicio del tratamiento.
La actitud de los profesionales hacia los biosimilares, puede cambiar con la publicación de estudios de farmacovigilancia más robustos sobre la similitud de biosimilares y las recomendaciones de las guías de referencia de las diferentes sociedades científicas o de organismos acreditados como NICE.
Los profesionales de la salud británicos están bien informados acerca de los biosimilares con un alto nivel de conciencia. Entre algunos prescriptores, las preocupaciones de seguridad y eficacia fueron mayores si se planteaba un cambio en el tratamiento, que si se iniciaba con biosimilares.