Portal del Medicamento
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El pasado mayo, el Ministerio de Sanidad francés decidió desfinanciar los medicamentos para la enfermedad de Alzheimer por su escasa eficacia y desproporcionados efectos adversos (Prescrire in english). La medida es efectiva desde el 1 de agosto y afecta a los siguientes medicamentos: donepezilo, galantamina, rivastigmina y memantina.
Los primeros medicamentos que aparecieron para tratar la enfermedad de Alzheimer, a mediados de los 90, parecían una esperanza para los enfermos. En 1998, después de evaluar los datos conocidos hasta entonces, la revista Prescrire concluyó que, aunque su eficacia era solo sintomática y modesta, su perfil de eventos adversos parecía aceptable.
Como suele ocurrir con los fármacos nuevos, su perfil de seguridad era poco conocido cuando salieron al mercado. Con el tiempo, los datos sobre eventos adversos graves e incluso mortales se fueron acumulando, mientras que los datos de efectividad en los síntomas, la dependencia o en resultados clínicos continuaban siendo decepcionantes. Todo esto sin mencionar que estos medicamentos están involucrados en muchas interacciones con otros medicamentos.
En 2008, la autoridad sanitaria francesa -Haute Autorité de Santé (HAS)- publicó una primera guía de práctica clínica sobre el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, que atribuía un lugar excesivo e infundado a estos medicamentos. La revista Prescrire, en desacuerdo con esa postura solicitó que se ignorasen las recomendaciones de la HAS. Asimismo, la asociación Formindep, que promueve una mayor independencia en el campo de la salud, pidió la retirada de esta guía debido al conflicto de intereses de sus autores. Sin esperar la decisión del Consejo de Estado, la HAS rechazó su guía en 2011. No obstante, en la siguiente versión, la HAS continuó ignorando la escasa efectividad de estos medicamentos y sus numerosos y frecuentes efectos adversos.
En 2012 la revista Prescrire sugirió evitar el uso de estos medicamentos y proteger a los pacientes de daños innecesarios. A pesar de ello, hasta 2016 la HAS no reconoció públicamente que estos medicamentos no tenían cabida en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer (ver comunicado de la HAS). Finalmente, en mayo de 2018, la HAS ha publicado una nueva guía sobre el Alzheimer en la que afirma que estos medicamentos no tienen nada que ofrecer.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, Prescrire considera que lo más lógico sería que las sociedades científicas y otros organismos dejaran de recomendar estos fármacos en sus guías clínicas. Asimismo, el resto de países europeos deberían seguir los pasos de Francia y desfinanciar estos medicamentos sin valor terapéutico.
Utilización en Castilla y León
La carencia de alternativas eficaces para tratar la demencia ha hecho que el uso de estos fármacos sea muy extendido. La única indicación autorizada es el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, sin embargo con frecuencia se utilizan en otros tipos de demencias y en el deterioro cognitivo vascular pese a que la evidencia científica no apoye este uso.
En Castilla y León, su consumo se ha incrementado un 38% en 10 años. Se han identificado 18.700 pacientes tratados con estos fármacos en el periodo abril-junio 2018. En 2017, el impacto económico de utilizar estos 4 fármacos ha sido de 14 millones de euros.
Evolución del consumo de fármacos anti-demencia (DDD)
Nº Pacientes en tratamiento (abril-junio 2018)
Reflexión
El debate sobre la utilidad terapéutica de estos fármacos lleva muchos años abierto. Su eficacia es inconsistente, los problemas de seguridad son frecuentes y se incrementan con la edad y con el uso continuado.
Quizás ahora, tras la decisión adoptada por Francia, es el momento para que España y otros países se cuestionen la necesidad de desfinanciar estos medicamentos de bajo valor terapéutico y destinar esos recursos a incrementar el cuidado de los enfermos. En la práctica, lo que requieren los enfermos con demencia es un abordaje no farmacológico, global y multidisciplinar; contar con cuidadores para la ayuda en las tareas diarias, actividades estimulantes y apoyo psicológico.
Debemos ser conscientes que en la mayoría de pacientes estos fármacos tienen un balance beneficio-riesgo desfavorable y por tanto deben prescribirse lo menos posible.
Comentario elaborado por Belén Calabozo Freile