La revista Prescrire ha publicado un artículo que evalúa y clasifica el aporte terapéutico de los nuevos fármacos e indicaciones comercializados en 2015. Los autores han elaborado un ranking de los últimos diez años (2006-2015) que se muestra en la siguiente tabla:
A continuación detallamos las valoraciones a las que se refiere la tabla anterior:
*medicamentos autorizados en España, aún no comercializados
En la revisión, además, se comentan algunas de las causas que han conducido a autorizar medicamentos con evaluaciones mínimas o autorizaciones prematuras:
- Ensayos no ciegos y sesgados: como ejemplo afatinib en cáncer de pulmón no microcítico o paclitaxel-albúmina en cáncer de páncreas metastásico. Otro punto débil frecuente en los ensayos de medicamentos oncológicos es el cambio de pacientes del grupo comparador al grupo de ensayo tras progresión de la enfermedad, lo que normalmente minimiza cualquier diferencia en variables robustas como la mortalidad (ej. regorafenib para tumores del estroma gastrointestinal, sorafenib para carcinoma diferenciado de tiroides).
- Falta de ensayos frente a tratamiento estándar, cuando este último está bien establecido. Algunos ejemplos son: aripiprazol intramuscular (vs. otro neuroléptico intramuscular) en esquizofrenia, macitentan (vs. bosentán) en hipertensión pulmonar, peginterferon beta-1A (vs. interferón beta-1A no pegilado) en esclerosis múltiple.
- Evaluación limitada de efectos adversos, como es el caso de la autorización de antivirales para la hepatitis C crónica, la combinación ledipasvir+sofosbuvir se ha evaluado en 155 pacientes cuando se estima que será utilizada por 70 millones de personas en todo el mundo. Muchos de esos efectos adversos graves son descubiertos tras la comercialización. Por ejemplo, casos graves de hiponatremia atribuida a aliskiren, obstrucciones intestinales o dolor incapacitante de las articulaciones por gliptinas o cetoacidosis por gliflozinas. Si un balance beneficio-riesgo dudoso se convierte tras la comercialización en claramente desfavorable, ese fármaco debería retirarse. Es en este punto donde la comunicación de posibles efectos adversos a los sistemas de farmacovigilancia por parte de profesionales sanitarios y pacientes adquiere especial valor para prevenir y evitar daños mayores.
Los autores señalan que, además de las incertidumbres que acompañan a cualquier molécula nueva o nueva indicación, hay que considerar el elevado precio al que son financiados los nuevos productos y que ponen en peligro la sostenibilidad de todos los sistemas sanitarios públicos. Algunos ejemplos son los desmesurados precios de fármacos anti-hepatitis C (iniciados por sofosbuvir y que van en aumento) o los fármacos desarrollados para el tratamiento de enfermedades raras.
CONCLUSIONES
Comentario elaborado por Mª Isabel Jiménez Serranía y Belén Calabozo Freile.