Histórico - Campaña para medir gas radón en viviendas y edificios públicos
El radón es un gas incoloro, inodoro e insípido de origen natural que forma parte de la cadena radiactiva de origen natural de desintegración del Uranio. Está presente en todo tipo de suelos, si bien la cantidad y disponibilidad del mismo depende de la naturaleza y composición de estos suelos.
El radón por ser un gas, se desplaza desde el subsuelo hasta la superficie, por pequeñas diferencias de presión, en las que intervienen múltiples factores. En general, en el aire exterior, el Radón se ventila y diluye en la atmósfera representando un riesgo mínimo para la salud. En cambio, en el interior de los edificios puede acumularse si el aire no se renueva convenientemente.
La presencia de radón en mayor o menor cantidad en el aire interior se debe fundamentalmente al tipo de suelo sobre el que se asienta el edificio, las características del tipo de construcción, la antigüedad, el régimen de ventilación y en menor medida, de los materiales de construcción utilizados.
Por ser un gas más denso que el aire se acumula en mayor concentración en plantas bajas y sótanos. Las soluciones pasan por:
- La prevención: cuando la evaluación así lo aconseje, existen medidas preventivas constructivas, fáciles de adoptar ya sea en nuevas construcciones, e incluso en edificios ya existentes.
- La remediación: facilitando la renovación del aire interior mediante la ventilación regular, pudiendo forzarse esta ventilación en caso necesario. La ventilación forzada debe evitar la extracción desde el interior hacia el exterior, debiendo impulsar el arie desde el exterior.
Sobre su efecto en la salud, se atribuye a la progenie del radón ser la causante de una fracción (del 3 al 14 %) de los cánceres de pulmón que se producen. Si bien, es el tabaco la principal causa de este tipo de cáncer, cuando se dan conjuntamente ambos factores, el riesgo se incrementa.
A nivel normativo, se ha producido un tránsito desde la anterior recomendación europea a la actual directiva. Según la nueva Directiva Europea 2013/59/EURATOM y su reciente transposición parcial, RD 732/2019, de 20 de diciembre, por el que se modifica el Código Técnico de la Edificación, aprobado por el Real Decreto 314/2006 de 17 de marzo, se introduce una nueva exigencia básica de salubridad de protección frente al gas radón, de tal manera que se obliga, en los edificios situados en los términos municipales en los que se ha apreciado un nivel de riesgo no despreciable, se dispongan los medios adecuados para limitar el riesgo previsible de exposición inadecuada en su interior a radón procedente del terreno.
La información disponible y los estudios realizados en esta materia, sitúan a algunas zonas geográficas de Castilla y León como potencialmente expuestas a niveles más elevados que otras regiones, principalmente el sur de las provincias de Ávila, Salamanca y Segovia, oeste de Zamora y suroeste de León.
Se puede consultar el mapa del potencial de radón de España, que está basado en la información conocida de radiación gamma, información geológica y mediciones de radón efectuadas, en el que se estima que un número significativo de edificios pueden alcanzar diferentes tramos de nivel de radón en aire, teniendo en cuenta que al margen de sótanos o plantas bajas, en las plantas superiores es difícil encontrar niveles apreciables.
Cuando la población puede representar una fracción estimable de exposición a niveles más altos en un municipio, debe considerarse como zona de actuación prioritaria.
La información a la población, a las administraciones implicadas y al sector de la construcción en particular, deberá redundar en una mejora de cara a la protección de la salud.
Todo ello motiva y justifica en materia de sanidad ambiental la campaña 2021-2023 para medir gas radón en el interior de viviendas y de edificios públicos, con el fin de elaborar y desarrollar el mapa de potencial de radón en Castilla y León, y así evaluar la exposición de la población en el aire de ambientes interiores.
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