EL MUNDO
El domingo, 4 de febrero, se ha celebrado el Día Mundial contra el Cáncer 2024.
Por eso, hablamos sobre este tema con los expertos.
Desde la consulta
Elvira Morán Cuadrado, oncóloga del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, asegura que los cánceres que suelen presentar peor evolución son el de páncreas y los tumores cerebrales. «Son enfermedades para las que aún no disponemos de tratamientos eficientes y en las que es complicada la investigación para mejorar esas terapias», lamenta.
En este punto, comenta que la evolución de los tratamientos es constante. En los últimos años han surgido dos tipos de fármacos: unos van dirigidos a determinadas alteraciones moleculares que tienen algunos tumores, y los otros actúan estimulando el sistema inmune del paciente y cada vez se está probando sus beneficios en más tipos tumorales. «Esto nos lleva a una individualización aún mayor de cada tratamiento en función del paciente, su tipo de tumor y sus características para intentar conseguir la mejor respuesta sin comprometer su calidad de vida», celebra la oncóloga.
Es verdad, reconoce, que el objetivo final es transformar esta enfermedad incurable en curable, si bien estos tratamientos están incrementando las cifras de supervivencias prolongadas que hace años eran impensables. Y lo dice con conocimiento de causa, ya que cada día se enfrenta al cáncer desde la consulta. «La oncología médica es una especialidad a veces muy injusta, pero también te hace valorar la vida desde un punto de vista diferente. El cáncer es una enfermedad que repercute no sólo al paciente, sino a su entorno. Al final lo que intentamos es proporcionar la mejor asistencia posible tanto clínica como humana».
Preguntada por los factores ambientales y genéticos que aumentan el riesgo a desarrollar un cáncer, asegura que, por ejemplo, el tabaco sí que influye. Por esta razón, se están implementando desde Atención Primaria programas para la deshabituación tabáquica. Lo mismo sucede, añade la oncóloga, con la exposición solar en el caso del melanoma. De igual forma, puntualiza que la medida preventiva más eficaz sigue siendo el diagnóstico precoz, el cual ha demostrado que es capaz de salvar la vida a un porcentaje importante de los pacientes.
Dentro de este marco, Morán Cuadrado explica que desde hace años existen los programas de cribado poblacional para cáncer de mama, colorrectal –«cuyo cumplimiento está siendo bastante deficitario en Castilla y León»– y cérvix, que permiten que muchos casos sean diagnosticados en estadios precoces, reduciendo la mortalidad.
En cuanto a las novedades, sostiene que se están iniciando programas de cribado para la detección precoz del cáncer de pulmón, uno de los tumores más incidentes, que consisten en la realización de una tomografía computarizada de baja dosis y pruebas de función respiratoria a aquellos pacientes de alto riesgo de desarrollo. A esto se suman las Unidades de Consejo Genético, las cuales, tal y como señala, están ayudando a identificar a individuos con alto riesgo de desarrollo de enfermedades tumorales y ofrecer la opción bien de un programa de seguimiento estricto, cirugías reductoras de riesgo o la combinación de ambas. En definitiva, se trata de contar con todas las herramientas posibles para combatir a un enemigo que continúa siendo un duro rival para la medicina.
Preguntada por los avances, Elvira Morán Cuadrado detalla que dentro de las técnicas de imagen el desarrollo de la tomografía de emisión de positrones (PET) y el aumento de su disponibilidad están ofreciendo la posibilidad de que se detecten lesiones tumorales que antes podían pasar inadvertidas durante un tiempo, hasta que ya no había una posibilidad de tratamiento curativo. «En las terapias dirigidas a determinadas alteraciones moleculares hemos experimentado un gran avance en cuanto al análisis de las biopsias, con técnicas de secuenciación de nueva generación (NGS) que nos posibilitan estudiar un gran número de dianas en una única prueba, así como identificar mejor las características específicas de cada tumor».
Respecto al proceso diagnóstico inicial, lamenta que es todavía «una tarea pendiente», ya que en muchos casos se prolonga por falta de recursos humanos y asistenciales. «Las unidades de diagnóstico rápido, así como las específicas por tipo de tumor, deberían tener una mayor disponibilidad de recursos para que el diagnóstico se obtuviese lo más rápido posible, ya que en muchos casos este tiempo será determinante para el tratamiento de los pacientes», zanja la oncóloga del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
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