Introducción
El cáncer broncopulmonar o cáncer de pulmón sigue constituyendo un importante problema de salud, ya que se mantiene como uno de los tipos más frecuentes de cáncer.
En 2007, se diagnosticaron en Castilla y León 1.145 nuevos casos (88% en hombres y un 12% en mujeres) que suponen 45,3 cánceres de pulmón por cada cien mil habitantes, una cifra superior a la de la media española.
Es posible tratar este tipo de cáncer independientemente de su estadio, y se ha demostrado que los tratamientos ayudan a que las personas vivan más y mejor, a pesar del diagnóstico de cáncer de pulmón.
El factor de riesgo más importante en la producción del cáncer de pulmón, implicado en, al menos, el 90% de los casos, es el tabaco. Además, existen otros factores de riesgo, aunque de menor relevancia en términos de frecuencia, Evitar el consumo de tabaco y favorecer el abandono de este hábito es la medida más importante para prevenir el cáncer de pulmón. El conocer sus factores de riesgo y comunicarse con el médico puede ayudarle a tomar decisiones.
Los pulmones son dos órganos grandes en forma de esponja que se encuentran dentro del tórax, a ambos lados del corazón y formando parte del aparato respiratorio. Cada pulmón se divide en lóbulos y, a su vez, cada lóbulo en segmentos. El pulmón izquierdo tiene dos lóbulos, el pulmón derecho es más grande y consta de tres.
El aire llega a los pulmones a través de la tráquea, procedente de las vías aéreas superiores (fosas nasales, faringe y laringe). Desde la tráquea, el aire continúa por los bronquios principales que se dirigen a cada uno de los pulmones a través de subdivisiones hasta llegar a unas cavidades denominadas alvéolos, que es donde se realiza el intercambio del oxígeno y dióxido de carbono con la sangre. Los dos pulmones están recubiertos por la pleura, que es una membrana de doble hoja, cuya misión consiste en facilitar los movimientos respiratorios. Entre ellas se encuentra la cavidad pleural, que puede contener una pequeña cantidad de líquido.
Los pulmones, como el resto del organismo, utilizan el sistema linfático como mecanismo de depuración. Los vasos linfáticos contienen linfa compuesta por desechos de los tejidos y células del sistema inmunológico. Estos vasos se dirigen a los ganglios linfáticos situados cerca de los bronquios y en el mediastino (que es la zona que se encuentra en el centro del tórax entre los dos pulmones). También forman parte de este sistema de drenaje los ganglios localizados por encima de las clavículas y en el cuello.
Los pulmones tienen como misión realizar el intercambio entre el dióxido de carbono (que es un producto de desecho del metabolismo celular) y el oxígeno del aire. Al inhalar, los pulmones se expanden con el aire y se obtiene el oxígeno necesario para el normal funcionamiento del organismo. Al exhalar, el aire sale de los pulmones y se elimina el dióxido de carbono.