Un estudio liderado por la Unidad de Investigación el Centro de Salud La Alamedilla, perteneciente al Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), muestra una clara relación entre dos parámetros que hasta ahora se habían vinculado con enfermedades cardiovasculares por separado: el índice glucémico, que mide la glucosa tras la ingesta de alimentos, y el índice de aumento periférico, que mide la rigidez arterial. Al tener más datos de este tipo, los investigadores esperan que se pueda actuar antes contra las enfermedades cardiovasculares.
El índice glucémico mide cómo se eleva la glucosa en el organismo después de la ingesta alimentos, es decir, la forma en la que el organismo asimila los azúcares de las comidas. Generalmente, se considera positiva para el organismo una absorción lenta de los azúcares, especialmente para las personas con diabetes, puesto que hay estudios que relacionan el índice glucémico alto o de absorción rápida con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, existe otro parámetro denominado índice de aumento periférico, que mide la rigidez arterial. A través de una sencilla pulsera que se coloca en la muñeca sobre la arteria radial y una serie de cálculos matemáticos, se estima la presión arterial central, es decir, la presión que ejerce la sangre sobre las paredes de la principal arteria del cuerpo humano, la aorta.Índices de aumento periféricos más altos indican una mayor tendencia a la arteriosclerosis, es decir, al endurecimiento de las arterias.
Hasta ahora nunca se había buscado una relación directa entre el índice glucémico y el índice de aumento periférico, pero a la Unidad de Investigación del Centro de Salud La Alamedilla le pareció una buena idea porque "justo después de las comidas se produce una distensión en la pared arterial", explica DiCYT José Ignacio Recio, autor del trabajo publicado en la revista Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases.
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